miércoles, 8 de mayo de 2013

La caída del Mandarín

Cuando me enteré que El Mandarín sería el villano de la tercera película de Iron Man no cabía de gusto en mí mismo.
   Al principio la duda me invadió. ¿Qué historia se encontraría tras sus anillos de poder?, me preguntaba. Pero al menos el triller de la obra me entusiasmaba. Las imágenes de las armaduras de Iron Man explotando, Pepper con el casco destrozado del héroe... todo parecía indicar que el Mandarín, uno de los villanos más latosos de, al menos, las primeras generaciones del cómic, tendría una grandiosa adaptación al cine en forma de terrorista, hecho que no podía ser de otra forma.
   La película comenzó bien... hasta la grabación del Mandarín. Desde el simple "¿comenzamos?" la farsa se destapó por sí misma. Luego creció la debilidad con la llamada del presidente.
   El Mandarín no era ese supervillano que tanto esperaba ver en la película, los anillos en sus manos no tenían poder alguno; casi quise llorar. Un actor. Un simple actor es lo que se escondía detrás de esa figura tan grandiosa, tan temible, que era el Mandarín.
   Si en los cómics se tuviera noción de la película el Mandarín se retorcería en su fortaleza. Verse rebajado de tal manera. Ridiculizado como Obadiah Stein e Ivan Vanko no lo fueron. Cabe decir que en los cómics Whiplash (Vanko) llega a ser esbirro del villano de esta película.
   Esta es, sin duda, la peor derrota que ha sufrido el Mandarín en toda su historia. Una mala interpretación en una mala historia.

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